lunes, 4 de julio de 2016

¡Peligro!.. El "Rendez-vous syncopal" o "síndrome de los 7 metros".

Incluyo este artículo, ya que una de las prácticas más habituales en la arqueología subacuática cercana a la superficie, es la búsqueda visual de posibles puntos de contacto (objetos de interés) mediante el buceo a pulmón, con equipo ligero. Ello ayuda a reducir costes y, si operamos a poca profundidad y con aguas claras, es fácil detectar visualmente posibles "contactos" que, una vez registrados, podrán ser inspeccionados más exhaustivamente en una inmersión posterior.

Sin embargo, no es una práctica carente de riesgo. El accidente del que hablamos es muy típico entre los aficionados a la apnea y los buceadores ocasionales, poco experimentados y entrenados, que buscan una apnea algo más profunda al principio de la temporada de mar para demostrarse a sí mismos que están en buenas condiciones físicas, a pesar del tiempo transcurrido; es algo parecido al típico error que comete el corredor que, tras llevar tiempo sin correr, pretende hacerse kilómetros de un tirón "a ver cuánto aguanta"... ¡pero en este caso bajo el agua!. 


La belleza de la Apnea (Ocean Brothers)


 Lo primero que debe evitarse, es la costumbre que tiene el buceador de realizar muchas e intensas inhalaciones muy seguidas al objeto de retener la mayor cantidad de aire posible. Esto (deseable si se hace controladamente), genera una hiperventilación metabólica que hace desaparecer peligrosamente la sensación de angustia ya que iniciamos la inmersión con los pulmones muy limpios, con muy escaso contenido de CO2.

Esta sensación de placidez y seguridad que nos da la hiperventilación, se ve incrementada a medida que descendemos, ya que vamos cabeza abajo y se produce un acceso fácil devla sangre al cerebro, aumenta la presión a nuestro alrededor y, por tanto, el consumo de oxígeno es fácil. Imaginemos que bajamos a 10 m. con lo cual hemos duplicado (estamos a 2 atmósferas) la presión en el tórax, siendo fácil metabolizar el oxígeno. Sin embargo, a medida que consumimos este oxígeno, incrementamos los niveles de CO2 sin ser totalmente conscientes de ello, ya que nos "sentimos bien" al estar a cierta profundidad con mayor presión parcial; digamos que el cuerpo "no nota la falta de oxígeno tanto".

El problema suele presentarse durante el ascenso: ya en el fondo notamos esa primera angustia de aviso que nos dice que precisamos oxígeno y que nos invita a subir. Pero, según subimos al caer la presión parcial del O2 remanente, al cuerpo se sobresatura de CO2 y entra en angustia rápida . Si el proceso se prolonga unos metros de ascenso más (por mal cálculo) interviene el mecanismo "automático" de nuestro organismo de respiración: abrimos la boca para inspirar y, tragamos agua, el ahogamiento es inminente.

También puede ocurrir que la presión parcial del O2 caiga tanto que alcancemos el límite que al cerebro le permite seguir funcionando con normalidad, por lo que se produce una rápida pérdida de consciencia... ¡bajo el agua! un síncope, por lo que la medicina hiperbárica francesa lo llamó el rendez-vous syncopal.


Como normalmente no solemos picar a pulmón más que unos 15-20 mts. (si se está entrenado), este accidente suele producirse a mitad de camino de retorno a la superficie, por lo que se le suele llamar en algunos círculos profesionales, el síndrome de los 7 metros o síndrome de aguas poco profundas.


Sobre apnea e hiperventilación. Imagen tomada del blog de Daniel Peral
¿Qué mecanismos afectan a su desencadenamiento?.

Como he dicho, la falta de entrenamiento es uno de ellos, pero, en el otro extremo estaría la acumulación de nitrógeno residual durante su práctica continuada, si hemos hecho ya muchas apenas seguidas. 

Los factores más ususales son:

-  El ir boca abajo, que aumenta la oxigenación del cerebro, proceso que se invierte en la subida.
- La mayor frialdad del agua con la profundidad hace que el cuerpo tenga un ligero déficit circulatorio, soportando mejor la ausencia de O2-
- La hiperventilación artificial previa, que induce una hiperoxia.
- Las diferencias de presión parcial de gases a mayor profundidad. 

Puede parecer que la apnea es sencilla, pero debe recordarse que la privación voluntaria de aire es una situación anómala para el organismo que conlleva (además bajo presión) importantes alteraciones fisiológicas. Por ejemplo ciertos apneístas profesionales, bajan por debajo de 30 pulsaciones p/m durante inmersiones profundas y, aunque a  niveles pequeños, los análisis médicos se detectan inicios de enfermedades descompresivas. En los profesionales del coral o de las ostras que suelen bucear a pulmón, como las Ama japonesas, se han detectado casos de enfermedades descompresivas, conocidas en lenguaje local (en este caso, en el de los buscadores de coral de polinesia) como Taravanas.



Imagen tradicional de las Ama, buscadoras de perlas y (abajo) máscara submarina improvisada
 


Para terminar: la privación exagerada de la respiración puede producir un mareo o pérdida rápida de consciencia, incluso en piscinas poco profundas: He podido ver el caso de un niño hipóxico en una piscina de apenas 1'5 mts. por competir exageradamente a ver quién aguantaba más: hubo que llevarlo a la casa de socorro a insuflarle oxígeno medicinal.

En resumen: ojo a los poco entrenados: la apnea es magnífica y provoca una enorme sensación de libertad y bienestar, pero seamos prudentes y no nos desafiemos bajo el agua.

Para dejar un buen sabor de boca, un fragmento de la película "El gran Azul" (Luc Besson, 1988) que relata, a mitad de camino entre la tragedia y la comedia, la vida de competición y amistad entre el italiano Enzo Maiorca y el francés Jacques Mayol por alcanzar los límites de la apnea...


"El gran Azul" (Luc Besson, 1988)


Maravillosa experiencia visual... 

El buceo de Guillaume Nery en el "Dean's blue Hole" (Bahamas)

Como recomendación, (entre otros muchos) el libro de consulta  "El Hombre subacuático. Manual de Fisiología y riesgos del Buceo", accesible aquí


 (Por Julio Martínez Maganto. Buceador profesional 2ª y Buceador 3 estrellas de la CMAS-FEDAS)